domingo, 26 de agosto de 2012

LA NUEVA TECNOLOGIA QUE SE BIENE


En el mundo crece el trabajo calificado, pero sin trabajadores

Varias compañías están reemplazando la mano de obra calificada por robots para la fabricación de electrónica de consumo

DRACHTEN, Holanda.- En la fábrica Philips Electronics, ubicada en la costa de China, cientos de trabajadores utilizan sus manos y herramientas especializadas para ensamblar afeitadoras eléctricas. Eso está pasado de moda.
En una filial de la fábrica, en la campiña holandesa, 128 brazos robot hacen el mismo trabajo con la flexibilidad típica de quien practica yoga. Cámaras de video los guían para concretar hazañas que están mucho más allá de la capacidad que posee la mayoría de los seres humanos más hábiles.
El brazo de un robot forma constantemente tres curvas perfectas en dos cables conectores y los hace pasar a través de agujeros que son prácticamente demasiado pequeños para que los pueda ver el ojo humano. Los brazos trabajan tan rápidamente que deben ser colocados en jaulas de vidrio para que las personas que supervisan el trabajo no resulten heridas. Y hacen todo eso sin una pausa para tomar café (tres turnos por día, los 365 días del año).
En total, la fábrica aquí cuenta con varias docenas de trabajadores por turno, alrededor de una décima parte de la cantidad de empleados que tiene la planta de la ciudad china de Zhuhai.
Esto es el futuro. Una nueva ola de robots, mucho más hábiles que aquellos que ahora utilizan comúnmente los fabricantes de automóviles y otras industrias pesadas, está reemplazando a los trabajadores en todo el mundo, tanto en la fabricación como en la distribución. Las fábricas como la que hay aquí en Holanda son un llamativo contrapunto de las que utilizan Apple y otros gigantes de la electrónica para el consumidor, que emplean cientos de miles de trabajadores poco calificados.
"Con estas máquinas, podemos hacer cualquier dispositivo para el consumidor en el mundo", dijo Binne Visser, un ingeniero electrónico que dirige la cadena de montaje de Philips, en Drachten.
Muchos ejecutivos de la industria y expertos en tecnología afirman que el método de Philips está ganando terreno en Apple. Aunque Foxconn, el fabricante de los iPhone de Apple, continúa construyendo nuevas plantas y contratando a miles de trabajadores adicionales con el fin de fabricar teléfonos inteligentes (smartphones, en idioma inglés), planea instalar más de un millón de robots en los próximos años para complementar su mano de obra en China.
Foxconn no ha dado a conocer cuántos trabajadores serán reemplazados o cuándo tomará dicha medida. Pero su jefe, Terry Gou, ha apoyado públicamente el creciente uso de robots. Hablando de sus más de un millón de empleados en todo el mundo, dijo en enero, según la agencia oficial de noticias Xinhua: "Como los seres humanos también son animales, manejar un millón de animales me da dolor de cabeza".
La reducción en los costos y la creciente sofisticación de los robots han desencadenado un renovado debate entre los economistas y los expertos en tecnología sobre la velocidad con la cual estas personas se quedarán sin trabajo. Este año, Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee, economistas del Instituto de Tecnología de Massachusetts, presentaron un argumento para una rápida transformación. "El ritmo y la escala de esta invasión de las destrezas humanas es relativamente reciente y posee profundas implicancias económicas", escribieron en su libro: "Carrera contras las máquinas " ("Race Against the Machine", en idioma inglés).
Según dichos economistas, el advenimiento de la automatización de bajo costo predice cambios en la escala de la revolución en la tecnología agrícola en el último siglo, cuando el empleo en el área de la agricultura en Estados Unidos cayó del 40 por ciento de la mano de obra a aproximadamente el 2 por ciento que se registra en la actualidad. La analogía no es solamente la industrialización de la agricultura sino también la electrificación de la fabricación en el último siglo, expresa McAfee.
"¿En qué punto la motosierra reemplaza a Paul Bunyan?", preguntó Mike Dennison, un ejecutivo de Flextronics, un fabricante de productos de electrónica para el consumidor, con base en Silicon Valley y que cada vez automatiza más el trabajo de ensamblaje. "Siempre hay un nivel de precios y nosotros estamos muy cerca de él".
Pero Bran Ferren, un veterano experto en robots y diseñador de productos industriales de Applied Minds, en Glendale, California, afirma que todavía hay grandes obstáculos que han hecho que el sueño del robot para ensamblado universal sea difícil de alcanzar. "Al principio, tuve cierta ingenuidad sobre robots universales que podían simplemente hacer cualquier cosa", comentó. "Tienes que tener gente alrededor de todos modos. Y la gente es bastante buena para resolver algunas cosas: ¿Cómo ajusto un radiador o introduzco la manguera? Y para los robots estas cosas todavía son difíciles de hacer".
Más allá de los desafíos técnicos yace la resistencia de los trabajadores unidos en sindicatos y de las comunidades preocupadas por sus puestos de trabajo. El incremento de robots puede significar que en este país se creen menos puestos de trabajo, a pesar de que los crecientes costos laborales y de transporte en Asia y los temores por el robo de la propiedad intelectual ahora están llevando algo de trabajo otra vez hacia Occidente.
Tomemos como ejemplo a la cavernosa fábrica de paneles solares dirigida por Flextronics, en Milpitas, al sur de San Francisco. Un enorme cartel proclama orgullosamente: "¡Traemos nuevamente trabajo e industria a California!" (En este momento, China fabrica una gran porción de los paneles solares que se usan en este país y está automatizando su propia industria).
Sin embargo, en esta planta de vanguardia, donde la cadena de montaje funciona las 24 horas del día, los siete días de la semana, hay robots por todos lados y pocos trabajadores de carne y hueso. Todo el trabajo de levantar elementos pesados y casi todas las tareas de precisión se hacen por medio de robots que ensamblan paneles solares y los sellan utilizando vidrio. Los trabajadores humanos hacen cosas como recortar el exceso de material, enroscar cables y atornillar un puñado de remaches en un marco simple para cada panel.


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